Contenido
- Escuchar no es solo oír
- El arte de no desaparecer
- Interrupciones: ¡No más cortes de escena!
- Del monólogo al diálogo
- Tus dudas o consultas al Asistente
¡Ah, la comunicación! Esa habilidad esencial que parece tan simple, pero que puede complicarse más que armar un mueble sin instrucciones. Hablemos de cómo ciertos comportamientos comunes pueden, sin darnos cuenta, sabotear nuestras relaciones personales y profesionales.
Y, claro, qué podemos hacer para mejorar. ¿Listos para un viaje de autodescubrimiento y risas? Allá vamos.
Escuchar no es solo oír
Primero, pensemos en esto: ¿alguna vez has hablado con alguien que parece más interesado en contar su propia historia que en escuchar la tuya? ¡Uf, qué frustrante!
Si tú eres de los que siempre tiene un “¡Eso también me pasó a mí!” en la punta de la lengua, tranquilo, no estás solo.
Según Raele Altano, coach de comunicación, centrarse demasiado en uno mismo puede hacer que los demás se sientan como si estuvieran hablando con un espejo.
El arte de no desaparecer
¿Y qué hay de esos momentos incómodos en que un conflicto surge y preferimos hacer mutis por el foro?
Bloquearse emocionalmente es una defensa común, pero puede dejar al otro sintiéndose tan ignorado como un correo en la bandeja de spam.
Roma Williams, una terapeuta con un don para la palabra, sugiere pedir un breve descanso para calmarse en vez de desaparecer sin dejar rastro.
Esto permite que ambos manejen sus emociones sin cortar la comunicación como si fuera un cable en una escena de acción.
Hábitos típicos de las relaciones tóxicas
Interrupciones: ¡No más cortes de escena!
Interrumpir a alguien es como cambiar de canal justo cuando la película se pone buena. Anne Willkomm, profesora de la Universidad de Drexel, nos invita a reflexionar sobre por qué lo hacemos. ¿Impaciencia? ¿Ganas de ser escuchados?
Si te encuentras interrumpiendo, prueba a disculparte y deja que el otro termine su idea. Algo como: “Ups, te corté… sigue, por favor”, puede ser un buen comienzo para mejorar tus habilidades de comunicación.
Del monólogo al diálogo
Finalmente, ¿quién no ha estado en una reunión donde alguien habla más que un narrador de partido de fútbol? Alex Lyon, experto en comunicación, dice que hablar sin parar puede ser agotador para los demás.
Si eres de los que creen que “tener el don de la palabra” es un talento, tal vez sea hora de pedir retroalimentación a amigos o colegas.
Pregúntales si te extiendes demasiado y permite que te interrumpan de vez en cuando. ¡Verás cómo mejora la dinámica!
Mejorar nuestra forma de comunicarnos no es cuestión de magia, sino de práctica y autoconciencia.
Así que, la próxima vez que te encuentres en una conversación, recuerda: escucha más, interrumpe menos y, sobre todo, ¡no te desaparezcas en el momento crucial!
¿Qué otros hábitos crees que podríamos mejorar? Comparte tus pensamientos y hablemos (¡sin interrumpirnos, claro!).
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